Recursos Gratuitos para la Familia: Jóvenes, Matrimonios, Padres
Feliz Navidad – Samuel Clark
Queridos amigos del Camino:
“Gracias a Dios por Su Don inefable” – 2 Corintios 9:15. Sí, amigos. Este es todavía el propósito del Día 25 de diciembre, que aunque no sea ni el día, ni el mes, es el día que recordamos el regalo más importante de toda la historia humana. Aun cuando las culturas ateas tratan de quitarnos esta costumbre de celebrar el nacimiento de Jesús, nosotros los cristianos celebramos Su nacimiento por fe. En el idioma hebreo, Yeshua (Jesús) significa “Yahvé salva” y es el cumplimiento de muchísimas promesas llamadas “mesiánicas” porque anuncian el nacimiento de un “ungido” (escogido por Dios para Su servicio) del linaje de Abraham y también de David, aquel rey con una genealogía real y eterna.
Cristianos celebramos año con año este nacimiento porque así damos gracias a Dios Padre por el regalo de Su propio Hijo Unigénito como el Salvador del mundo y el futuro “Rey de reyes y Señor de señores” sobre todas las naciones en Su Segunda Venida prometida y esperada por todos los que creemos en El. Tal vez en algunos lugares del mundo no pueden celebrar en forma pública este gran evento, pero nadie puede quitarnos la celebración en nuestros hogares y corazones. Si hay verdadera gratitud y adoración, se puede celebrar en cualquier lugar o cualquier tiempo (véase Juan 4:20-24). De hecho, esta clase de celebración es la más importante y muchas veces la más olvidada en nuestras fiestas navideñas.
Gracias a Dios que todavía hay muchos en nuestros países latinoamericanos que ponen su “pesebre” en el hogar y aún en negocios, parques y templos. Aun cuando tienen ideas extra-bíblicas, lo que vale es la expresión de fe en el mensaje evangélico del nacimiento del Hijo de Dios entre nosotros como lo expresa Juan 1:14: “Y aquel Verbo fue hecho carne y habitó entre nosotros y vimos Su gloria, gloria como del unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad.”
En el seno de la familia es donde debemos buscar sembrar en cada miembro la semilla del Evangelio, y la historia del nacimiento es el principio histórico del cristianismo que es el parte-aguas de nuestra historia. Hace la división del tiempo entre “antes de Cristo” y “después de Cristo”. Historiadores honestos reconocen que la diferencia en el desarrollo humano es muy obvia entre las dos historias. La cristiandad, como religión, ha mostrado muchísimas fallas y tiempos de oscuridad que casi la termina varias veces pero cada vez fue salvada por un regreso a la Palabra de Dios como única fuente de verdad. Por esto si queremos que vuelva el cristianismo moderno a su fundamento seguro, tendremos que darle a la Palabra de Dios su lugar en nuestras celebraciones navideñas públicas y hogareñas.
Quiero recordarles que hay muchos pasajes que podemos leer durante esta época en el seno familiar que explican este mensaje del amor de Dios que le hizo dar a Su Hijo Unigénito para que no nos perdamos, sino que tengamos vida eterna por la fe en Jesucristo como Señor y Salvador (Juan 3:16; 2 Cor. 5:14; 1 Juan 3:16). Además de los pasajes clásicos de Mateo 1:18-23 y Lucas 1:5 – 2:38 que todos debemos repasar cada Navidad, hay otros pasajes que son de mucho provecho para la fe en Cristo:
- PROFECÍAS: Isaías 9:6,7; Génesis 3:15; Salmos 2:7-12 (con Hebreos 2:15-18)
- SU MISIÓN: Filipenses 2:5-11; Marcos 10:45; Romanos 15:8-12
- SU GRAN EJEMPLO: Filipenses 2:5-11
Todos estos pasajes son “navideños” porque nos hacen entender por qué sucedió todo lo que sucedió, y a poder agradecerle y alabarle por “El Don Inefable”. ¿Por qué inefable? Esta palara significa que ninguna lengua humana es capaz de describir ni explicar tan grande regalo. Piénsalo. ¿Quién era ese bebé que nació de la Virgen María? Pasajes como Juan 1:18; 1 Juan 1:1-3; Colosenses 1:15-23; Hebreos 1:1-14 son la respuesta divina a la pregunta de muchos: ¿Quién es este Hombre…? Cuando contemplamos estas revelaciones maravillosas del Espíritu Santo, sólo nos queda decir con Pablo que es Cristo el Don Indescriptible de Dios Padre al mundo que amó a pesar del pecado que lo separó de Él.
¿No nos parece que el mensaje mundano de esta temporada es una muy pobre y muy humana, un muy mezclado mensaje que poco tiene que ver con la Verdad que predicaron los evangelistas? Aun cuando tienen algo de verdad, las muchas distracciones apagan la luz que deberíamos recibir. Tememos que luchar para mantener el enfoque en El que es el Regalo Supremo del Amor Divino. No dejemos que el mensaje necio del mundo nos robe la bendición que hay en adorar al Hijo de Dios que nació para morir por nosotros y luego ser nuestro Salvador eternamente. Hagamos el esfuerzo de fijar nuestra atención en la grandeza inexpresable del nacimiento del Señor.
Abrazos,
¡Feliz Navidad! ¡Feliz Natal!
Samuel